María
José Alos y Consuelo Rojo son dos religiosas adoratrices. Son mujeres
de juventud madura que quieren vivir al pulso del momento presente.
Después de varios destinos, ahora están dando lo mejor de sí en Valencia
y Burgos, respectivamente. Manifiestan realismo, pero con más fuerza,
esperanza. Siguen, como toda su congregación, al lado de la mujer
excluida, marginada o explotada. En las situaciones de máxima debilidad,
han descubierto la bienaventuranza que les da vida. Porque –como
afirman– es posible un mundo distinto.
¿Qué misión estáis realizando ahora en vuestras comunidades?
María
José Alos: Vivimos en una casa pequeña destinada a la acogida de
“mujeres víctimas de trata” con fines de explotación sexual. El proyecto
acaba de sufrir un cambio. El motivo surge por querer dar respuesta a
una necesidad que se nos planteaba en Valencia –pues no existen casas de
acogida para “mujeres víctimas de trata” en toda la Comunidad
Valenciana–, así que nos arriesgamos para atender las necesidades de
estas mujeres.leia mais:
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